Para crecer en un mercado signado por estas características, un empresario debería priorizar cinco ejes estratégicos que combinan resiliencia y proyección:
- Gestión de costos y eficiencia operativa, optimizando procesos y reduciendo dependencia de insumos importados para mitigar volatilidad cambiaria;
- Innovación y diferenciación de producto/servicio, incorporando valor agregado y adaptando la oferta a nichos específicos, incluso en sectores maduros, para sostener márgenes frente a la competencia interna y externa;
- Integración en cadenas de valor y alianzas estratégicas, tanto con proveedores locales como con socios internacionales, aprovechando aperturas comerciales y esquemas de importación más ágiles;
- Digitalización y canales de venta híbridos, fortaleciendo la presencia online y el uso de datos para personalizar la experiencia del cliente, clave en un consumo interno fragmentado; y
- Aprovechamiento de sectores de alto impacto, como agroindustria, energía, minería, economía del conocimiento y turismo, que generan divisas y empleo de calidad.
«Incluso en momentos de alta volatilidad y crisis surgen ventanas estratégicas para quienes saben leer el momento»
Todo esto debe ir acompañado de una lectura fina del contexto macroeconómico y regulatorio, para anticipar cambios y ajustar la estrategia antes que la competencia.