En un mundo cada vez más complejo y en constante cambio, en el que las organizaciones están expuestas a riesgos convencionales y riesgos emergentes, desarrollar la resiliencia empresarial debe ser una prioridad, pues no se trata de una moda, sino de una capacidad clave para mantenerse en el tiempo y ser competitivas.
Resiliencia y su importancia en las organizaciones
El concepto original de resiliencia proviene de la física, donde se entiende como la capacidad que tienen diferentes materiales para recuperar su forma inicial luego de ser sometidos a una presión que los deforma.
Después, la psicología tomó este término para referirse a la capacidad que tiene una persona para enfrentar problemas, salir fortalecida y adaptarse a los cambios. Y precisamente esta definición es la que también se aplica en el ámbito organizacional.
La resiliencia empresarial, en general, tiene que ver con la capacidad de una organización para resistir, asimilar, adaptarse y recuperarse en el menor tiempo posible de eventos de riesgo o crisis que afectan la continuidad de sus operaciones con el objetivo de sobrevivir y mantenerse competitiva en el mercado.
Desarrollar esta capacidad es importante porque le permite a la organización sacar provecho de las dificultades o crisis que experimenta, recuperarse rápidamente, crecer en un entorno cambiante y aprender de lo sucedido para estar mejor preparada a futuros eventos.
Gestión integral de riesgos y resiliencia empresarial
La gestión integral de riesgos es clave para ayudar a proteger y aumentar el valor de una organización, así como para garantizar su continuidad y sostenibilidad en el tiempo.
Por eso, realizar gestión de riesgos de forma consciente, proactiva y eficiente también favorece la resiliencia empresarial, pues los sistemas de gestión están pensados para identificar oportunamente los diferentes riesgos a los que está expuesta una organización, evaluarlos en su probabilidad e impacto, tratarlos a través de medidas como los controles y monitorearlos constantemente previniendo, en lo posible, que se materialicen y afecten a la organización.
Sin embargo, en caso de materializarse, gracias a la gestión que se realiza, el personal va a estar mejor preparado para enfrentarlos y actuar rápidamente para que los impactos de tipo financiero, legal o reputacional no sean muy graves. En otras palabras, van a ser más resilientes a las situaciones de riesgo y podrán recuperarse para continuar con sus operaciones y prestación de sus servicios.
Una adecuada gestión integral de riesgos permite a la organización mantener los riesgos en un nivel de tolerancia aceptable y esto también sirve para disminuir la posibilidad de pasar por un evento que desencadene una crisis, pero si se presenta, la empresa va a saber cómo responder y adaptarse, incluso si se trata de riesgos no conocidos o identificados porque ya cuenta con planes de acción o protocolos que puede adaptar a la situación ocurrida.
Por todo esto, entre la gestión de riesgos y la resiliencia empresarial hay una estrecha relación: las dos son fundamentales para que una organización pueda enfrentar situaciones críticas de la mejor manera posible, adaptarse y recuperarse cuanto antes.
¿Cómo ser una organización resiliente?
Además de llevar a cabo una gestión integral de riesgos, otros elementos son importantes para la resiliencia empresarial, por ejemplo:
- Tener una comprensión total de la organización, su entorno, sus stakeholders y las situaciones de riesgos que se pueden presentar. Igualmente, es necesario el involucramiento de todo el personal.
- Contar con planes claros y estructurados para responder eficazmente en situaciones adversas y de crisis y de esta forma, reactivar la continuidad de las operaciones rápidamente. Es importante que los planes de contingencia y de continuidad tengan bien definidos los roles y responsabilidades y sean probados con regularidad.
- Crear una cultura organizacional que reconoce la flexibilidad y la adaptación a los cambios como claves para sobrevivir y generar valor a lo largo del tiempo.
- Revisar y aprender de situaciones pasadas para poder mejorar la forma de responder y prepararse para futuros eventos.