Crecemos en el cambio. El entorno nos saca constantemente de nuestra zona conocida, nos invita a replantearnos la forma en la que pensamos, sentimos y hacemos, incluso el modo en el que vivimos, y como líderes, el modelo desde el que hacemos la empresa. El cambio nos alienta a crecer desde una nueva visión permanentemente conectada con nosotros mismos, en relación con los parámetros de necesidad de búsqueda personal que nos marca a cada momento la dinámica desarrollada, la que define en definitiva, el modo en el que mejor podemos crecer como personas, como organizaciones y como sociedad en general.
Por todo ello, es la progresiva integración del cambio en la dinámica de las personas, quienes impulsadas por sus líderes, consultores, coaches o referentes, se van aplicando con sentido, consciencia y responsabilidad en vivir un proceso constante de autodescubrimiento, lo que sin duda marca una gran diferencia.
La gestión del cambio es fundamental para establecer quiénes formarán parte de esta estrategia, quiénes serán los encargados de tomar decisiones y de qué manera se llevarán a cabo los cambios.
Actualmente, las operaciones de una empresa son mucho más complejas que antaño. Para que los cambios que se desean incorporar sean aplicados exitosamente, es vital que los miembros clave de la organización realicen sus aportes y haya una retroalimentación constante. Es aquí cuando hablamos de una gestión del cambio inclusiva.
Es importante que una empresa y sus líderes tengan en cuenta que los cambios son constantes y necesitan moverse para seguir alcanzando sus objetivos y metas. Pero para que esto se encamine de la manera más efectiva, es necesario desarrollar un modelo que funcione de forma personalizada a las necesidades de la empresa, considere el lado humano del cambio y prepare a sus equipos para el éxito.