Para que una estrategia financiera cumpla con el objetivo de asegurar la estabilidad financiera de una empresa, debe contener al menos estos elementos:
1. Cuenta con objetivos
Saber hacia dónde dirigir tus esfuerzos y definir qué quieres lograr con tu capital es la base de una estrategia financiera sólida. Aquí se deben involucrar los inversionistas, los departamentos de informática y marketing, así como cualquier otra persona involucrada en la toma de decisiones.
Para definir sus objetivos, pueden apoyarse del enfoque SMART, el cual es muy popular y útil para gestionar metas, crear lineamientos claros para evitar confusiones, trazar rutas, así como evaluar el éxito de tus acciones.
2. Tiene un presupuesto
Una buena estrategia financiera contempla los ingresos y gastos esperados dentro de un plazo específico para evitar recurrir a fuentes externas. Gracias a ello, te aseguras de que tendrás suficientes recursos para satisfacer las necesidades de la empresa e invertir en nuevas oportunidades cuando aparezcan. En su presupuesto, también se considera cuáles son las áreas más costosas y las que suelen exceder lo estimado.
3. Revisa procedimientos actuales
Para ajustarse al presupuesto, es necesario reunir toda la información relevante y actual disponible sobre gestión de recursos. De esta manera, tu empresa podrá tomar mejores decisiones financieras que sean consistentes con su estrategia.
Además, te recomendamos que la revises constantemente: compara tu presupuesto con tus resultados para que identifiquen discrepancias y puedan corregirlas.
4. Cuenta con una evaluación de riesgos financieros
Aunque es difícil anticiparse a todos los escenarios y otras condiciones externas, también se deben contemplar y analizar los riesgos que puedan representar incertidumbre a las finanzas de la empresa.
Las tasas de interés, el tipo de cambio, precios de activos o el riesgo de crédito son algunos desafíos comunes para los que te puedes preparar. Los derivados —instrumentos financieros que cubren fluctuaciones de variables y ajustes en las operaciones— son formas frecuentes de mitigar las variaciones.
5. Contempla el control financiero
El control financiero se refiere a las prácticas que garantizan la solvencia y liquidez de una empresa, al cumplimiento de objetivos y al uso eficiente de recursos. Gracias a él, garantizas que tus finanzas sean sanas y evitas caer en incumplimiento de pagos y deuda. Otra de sus funciones es garantizar que los recursos se emplean según las prácticas establecidas y dentro de los intereses de los inversionistas.